domingo, 24 de enero de 2010

Como en un cuento de hadas (y III)

La princesa se siente encerrada por las paredes de su prisión, recorre nerviosa su celda contando los pasos, matando el tiempo. El dragón duerme y la princesa se cansa de esperar el rescate.
Por un momento, le gustaría dominar la magia, la de verdad, la que le permita salir volando, dejar su corona y el dragón atrás y hacerse pequeña en el horizonte... Pero sabe que la magia no existe, que no son más que simples trucos de feria y se echa a reir...
Deja de lado sus zapatos de cristal y, mientras suenan las campanadas de medianoche, se escabulle en la oscuridad, con cuidado de no despertar al dragón.
Se aleja corriendo mientras rie al sentir la hierba húmeda bajo sus pies y el viento de la libertad en su rostro... y es que las niñas ya no quieren ser princesas.

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