domingo, 14 de junio de 2009

Suena, maldito

Lo miro y pienso: Suena, maldito.
Me devuelve la mirada, impertérrito, callado. A su alrededor todo se desdibuja, como si no existiera nada más que una llamada que no va a llegar.
-Quizá es mejor que no suenes -le digo. Ahora le hablo a los objetos que me rodean, por si alguno responde y rompe algo el silencio.
Luego, todo lo demás reaparece y la vida se llena de ruidos y risas y buena compañía, hasta la próxima vez que lo vea, riéndose de mí en su silencio...

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