martes, 7 de abril de 2009

Altair


Abril es el mes de la poesía (no lo digo yo, lo dice la Academia de Poetas Americanos). Así, leo poesía. Y redescubro versos, escondidos en rincones de mi mente, apenas recordados, el Soliloquio de Segismudo, La Canción del Pirata, las Rimas de Bécquer... Y pienso en la poesía del renacimiento, con su Carpe Diem y su Beatus Ille y añoro una vida apartada del caos y en armonía con la naturaleza. Y leo más poemas. Y pienso que hubiera disfrutado mucho mi vida en un ambiente menos prosaico, aunque estudiar el origen del Universo también tiene su punto poético.
Para demostrarlo, el poema de Alberti a Altair, la estrella más brillante de la constelación del Águila.
A veces Altair gime largo, tendida,
hincada por el viento oscuro que la envuelve,
agitada en su sima
dulce de espumas lentas que la llevan
casi a morir sin voz, para salirse
otra vez de su hondo
mar secreto, sin límite, incesante…
Una estrella Altair, latente y poderosa.
(Rafael Alberti)

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